martes, 7 de abril de 2009

por Lucero1

Tras revisar cuidadosamente el inventario y “las cuentas pendientes” no me queda más que cerrar la reja de fuera antes de marcharme. Pero solo en contadas ocasiones me he tenido que sentar en frente de la ventana, mirando al alba mientras asimilo alguna situación difícil. Y aquella desde luego lo era, sino la más peligrosa hasta ahora presentada.

Los 9 fuimos unánimes respecto a la decisión, un hecho curioso, ya que nunca antes lo habíamos sido en cualquier punto debatido. Ahora no hay vuelta atrás y hay que atenerse a las consecuencias.

Lo primero, poner las demás al corriente ¿de todo? Hmm, no, de lo imprescindible, por supuesto.
Seguidamente, perfilar los ojos, ponerme pintalabios... afilar las uñas. Y a esperar. Esperar a que los demás den el primer paso y tropiecen en su condenado afán competitivo. Pobres marionetas.
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Estirarme para alcanzar la reja subida y bajarla. Me siento observada, pero no son los ojos de un casual vecino asomado por la ventana los que inspeccionan mi figura. Despreocupadamente llevo mis manos hacia la melena e intento arreglarme el rebelde mechón. 

...¿Sabes que el lucero del alba es la luz que mas brilla en la noche?...

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